La grasa es un nutriente importante porque puede
causar procesos de deterioro de la salud si la contenemos en exceso y también porque
es necesaria pero en su justa medida. El estudio del Doctor John Blundell, psicólogo
en una universidad de Gran Bretaña, muestra que las personas
que siguen una dieta rica en grasas acaban consumiendo más alimento que
los que llevan una dieta normal.
Los
alimentos grasos son más atractivos al paladar. Sabemos todos que la grasa es
más sabrosa y nos da más placer consumirla. Sin embargo su aporte nutricional
es bajo. Además el organismo tiende a acumularla y en exceso es perjudicial. Esa
tendencia del organismo que acumula la grasa ha llevado a este doctor a una
conclusión según la cual la ingesta de grasa no elimina el hambre, sino que nos hace comer
más con el riesgo que esto tiene para el organismo.
Los alimentos grasos que comemos emiten al cerebro señales de que estamos saciados, pero a veces no lo hace lo suficientemente rápido, y la grasa que no es utilizada en forma de energía se acumula en el organismo. Con este retraso comemos más cantidad de alimento, induciéndonos a engordar más. Hay un ejemplo que ilustra esa idea, es el de los hidratos de carbono que se acumulan en el hígado y los músculos. Solamente podemos acumular medio kilo y todo el resto se quema en forma de energía. Cuando llegamos a los límites de los hidratos de carbono, el cerebro deja de pedir más y nos hace perder el apetito. El problema con la grasa es que eso no sucede.
Los alimentos grasos que comemos emiten al cerebro señales de que estamos saciados, pero a veces no lo hace lo suficientemente rápido, y la grasa que no es utilizada en forma de energía se acumula en el organismo. Con este retraso comemos más cantidad de alimento, induciéndonos a engordar más. Hay un ejemplo que ilustra esa idea, es el de los hidratos de carbono que se acumulan en el hígado y los músculos. Solamente podemos acumular medio kilo y todo el resto se quema en forma de energía. Cuando llegamos a los límites de los hidratos de carbono, el cerebro deja de pedir más y nos hace perder el apetito. El problema con la grasa es que eso no sucede.
El organismo puede almacenar
todas las cantidades de grasa posibles; se adapta engordando y cambiando su forma.
El
consejo es mantener
un control al consumir alimentos con altas cantidades de grasa
en su composición. Hay que comer alimentos que proporcionen otros nutrientes
que sí nos sacian.
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