Este artículo añade un
elemento al último tema. Al parecer los alimentos grasos dan más hambre
porque las señales de saciedad no llegan lo suficientemente rápido al cerebro,
y también debido a la hormona grelina, que se llama también hormona del
hambre.
Esta hormona existe en grandes cantidades en el cuerpo justo antes de
comer. Sabiendo eso, se pensaba que el ayuno provocaba los aumentos de grelina.
Sin embargo, según un estudio publicado en una revista científica en
Inglaterra, no funciona así.
En efecto, la grelina necesita un
ácido graso para que se le adhiera una enzima concreta. Primero se pensaba que,
en ayuno, esos ácidos grasos provenían de nuestras reservas. Pero según el
estudio, esos ácidos provienen del exterior. La hormona del hambre, que
estimula el apetito, actuaría como un sensor de grasa en el estómago. Eso
quiere decir que, de nuevo, donde hay grasa, hay hambre. Es un elemento que hay
que tener en cuenta al estudiar enfermedades como la obesidad.
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